No hace mucho que soy vegetariana. La verdad, siempre amé a los animales pero no me propuse seriamente jamás dejar de comer carne ni pescado porque vivía en una tremenda ignorancia, no se se por gusto o porque la sociedad te facilita que no despiertes para fomentar el consumismo de la industria cárnica.
En realidad, desde pequeñita, odiaba comer animales, porque eran seres vivos y no me gustaba. Pero ciertamente, no relacionaba que el trozo de carne que llegaba a mi mesa había sido un animal, un animal como mis animales domésticos (dos gatitos).
Hubo un momento que cambió mi vida por completo, la muerte de mi gatito Choco. Choco era un gatito que recogí de la calle cuando apenas tenía 2 semanas de vida, era pequeño, torpe y glotón. El veterinario nos dijo que moriría pero él luchó y estuvo a mi lado en los buenos y malos momentos, me dió fuerza y alegría para defenderme de los aspectos malos de la vida y labrarme un futuro mejor, suena raro, pero gracias a él empecé a estudiar.
Unos años después de la llegada de Choco a casa, llegó otro gatito callejero al que llamamos Ufo. Los dos eran inseparables, jugaban, se mordían, se aseaban juntos..
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El día que más marcó mi vida, fue aquel en el que mi madre me dió la terrible noticia, Choco había muerto... no me lo podía creer... era un gato joven de 8-9 años, precioso, cuidadísimo y sano, ese mismo día yo no estuve con él, pero me dijeron que estuvo perfecto, jugando como siempre y alegre.
Mi madre se lo encontró tendido en la cocina, cuando le vi, parecía que estaba vivo, estaba tan guapo...
Nos vestimos y nos lo llevamos al veterinario... le prometí a mi fiel amigo que por él lo haría, por él salvaría animales, dedicaría mi vida a ellos, no sabía si como veterinaria, como bióloga como titulada en ciencias ambientales, como activista... en ese momento, a decir verdad, pensé en ser veterinaria costase lo que costase, cosa por la que estoy estudiando actualmente para acceder a esta titulación, pero en ningún momento pensé que podría salvar animales simplemente no comiéndomelos.
Mi vida estos últimos tres meses ha sido demasiado intensa. Al mes de la muerte de Choco, me vine a Londres, ya que era beneficiaria de una beca de estudios Erasmus.
En Londres, cambié de casa varias veces y... como cosa del destino, me topé con dos almas que me abrieron los ojos. Estas dos almas, fieles amantes de los animales me explicaron las razones por las que no comían animales, me enseñaron documentos, vídeos e imágenes tan impactantes que me llegaron muy adentro.
Siempre había querido a los animales pero en cambio, me los comía. Había llegado el momento de pasar a la acción. No me hace falta ser veterinaria, bióloga o cualquier otra titulación para salvar animales, ser vegetariana salvaría vidas y así, de un día para otro, mi ya reducido consumo de carne y pescado se paralizó.
Mi vida ha cambiado y quiero mostrarle al mundo la realidad que en muchos casos se niegan a enseñarnos. Quiero salvar vidas, y este es el comienzo de mi nueva vida.
En la imagen podeis ver a Choco, mi gatito, el animal que ha cambiado mi vida.
Siempre te recordaré "Señor" gracias por todos los momentos que me has regalado y por todo lo que me has enseñado incluso cuando te has marchado.
Soraya R. Oronoz
con dos almas... :)
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